En estos tiempos donde todo es relativo, donde los precios varían de un día para el otro, se puede percibir muy poca ESTABILIDAD material, familiar y laboral.
Me pregunto: ¿Qué es lo que debería o sería ideal que permaneciera ESTABLE? Hay muchas ideas que responden a esta pregunta, pero me quedo con lo que expresa la Biblia en 1º Corintios 13:13
“Tres cosas durarán para siempre: la fe, la esperanza y el amor; y la mayor de las tres es el amor”.
Entonces, si lo que permanece para siempre es el AMOR, me pregunto: ¿Reflexionamos a menudo acerca de cómo estamos amando?
A partir de lo aprendido en el seno del hogar, de los valores recibidos y de la experiencia por la cual cada uno ha atravesado, se fue construyendo un modelo de amor. Por lo tanto, considero que el mayor daño se encuentra cuando no se reflexiona acerca de esa clase de modelo aprehendido.
Se observa comúnmente cómo una persona llega a la adultez, repitiendo inconscientemente diferentes estilos de “expresar el amor” que creen no haberles ayudado en su crecimiento, como así también, estilos que les han beneficiado mucho.
Entonces, he aquí la importancia en “detenerse” a meditar acerca de la clase de amor en la cual hemos sido enseñados y elegir construir un modelo de amor más sano y verdadero.
Existe una amplia variedad de estilos de amor, entre ellos se encuentran:
– El AMOR POSESIVO:
Es aquel que coarta la libertad del otro a costo de permanecer apegado al él o ella de manera absorbente, siendo éste su todo y el centro de su vida.
– EL AMOR EGOÍSTA:
No puede compartir, piensa primero en sacar ventaja para sí mismo.
Las personas que practican este tipo de amor, no logran ampliar su perspectiva y su realidad se limita a sus propias ideas y necesidades. Cualquier otra necesidad o bienestar que se supla antes que la de ellos, es considerado como una amenaza.
– AMOR VENGATIVO:
Aquellos que desarrollan esta clase de amor, se guían por el mandato “ojo por ojo, diente por diente”. Si se hace lo que ellos ofrecen y creen mejor, eres su aliado, de lo contrario se los penaliza y se les quita el amor.
En contraposición a estos perfiles, propongo pensar en un estilo de amor SANO Y VERDADERO, inspirado por Dios:
– AMOR QUE SE RESPETA ASÍ MISMO:
Un amor que sabe amarse, cuidarse, valorarse y respetarse a sí mismo. Un amor que sabe ponerse y poner límites a otros cuando es necesario.
– AMOR PROTECTOR:
Un amor que cuida, que brinda un ambiente de confianza y de seguridad a aquellos que le rodean.
– AMOR PROVEEDOR:
Un amor que sustenta, que alimenta para las necesidades físicas, emocionales, educacionales y espirituales de la persona.
– AMOR SACRIFICADO:
Un amor que cede, que piensa en el bienestar de la otra persona a pesar de que a veces puedan quedar rezagados sus deseos o planes.
Para concluir, es mi deseo que podamos reflexionar un poco más acerca de cómo hemos sido enseñados a “amar” y cómo construimos cada día nuestro nuevo modelo de AMOR.
Lic. Gisela Colombo
Psicopedagoga.