En la cotidianeidad en la que vivimos existen relaciones entre parejas que se tornan muy conflictivas. Se suelen escuchar en las noticias: humillaciones, denigraciones y hasta sucesos mucho más complejos que terminan en femicidios.
Si nos ponemos a analizar los entramados que provocan estos desencadenantes, debemos prestar atención a los factores que llevan a que se perpetúe el maltrato.
Siguiendo esta línea, deberíamos enfocarnos en la experiencia de muchas mujeres que sufren la violencia de género, soportando malos tratos físicos, psicológicos, financieros y sexuales, costándoles mucho salir de ese círculo. Llama la atención que no puedan poner un límite a dichos vínculos o vuelven a reincidir en nuevas relaciones amorosas con las mismas características.
Mencionaré “algunas” causas:
1) Se descubre que han crecido en un clima familiar donde se acarrea una interacción violenta. Por lo tanto seguir con la misma historia no sorprende, se elije lo que se conoce y es difícil ver otras alternativas.
2) Muchas veces el modelo de pareja que se escoge tiene que ver con el modelo parental.
3) Las amenazas, arrepentimientos, pedidos de una nueva oportunidad por parte del hombre, el miedo, la falta de recursos económicos, la familia que la presiona para que no abandone el hogar, la identificación con el rol pasivo de su progenitor (lo más probable con su madre), el lugar que le inculcó la cultura de mantenerse como esposa y madre por encima del de mujer.
4) Culpa por no cumplir con los mandatos de su pareja.
5) Resignación debido al fracaso de reiterados intentos de solución y no encontrar salida.
Todo esto lleva a reflexionar que muchas veces se hacen prejuicios equivocados sobre estos casos, sin comprender que la historia previa y la ignorancia de los derechos, la lleva a estar en un estado de confusión y sufrimiento. Cabe señalar que hay mucho por hacer al respecto, con una mirada esperanzada y alentadora se puede dar fin a este círculo de violencia.
¿Cómo? Aquí van algunas orientaciones…
- Primeramente reconociendo donde comienzan y donde terminan los limites de uno, lo que soy y lo que no soy, hasta donde se le puede permitir la entrada al otro.
- Liberarse de la dependencia hacia el otro, reconocerse como un ser autónomo, independiente.
- Ser consciente de la propia historia de vida y reconocer que el maltrato es una conducta interaccional aprendida de experiencias previas. Lo que se aprende luego se repite.
- Salir de la posición de víctima y tomar un rol activo donde confronte a la persona que ejerce el dominio y le lleve a replantear su funcionamiento.
- Liberarse de los miedos, de las culpas.
- No desvalorizarse.
- Reconocerse como un ser valioso, único, comenzar a descubrir las fortalezas, capacidades y potencial que hay en uno!!!
En esta dirección, es importante reconocer y acceder al trabajo terapéutico para ayudar a resolver estos problemas que afectan a tantas mujeres, que lamentablemente a veces, llegan a pedir ayuda luego de mucho tiempo de sufrimiento en el matrimonio, uniones de hecho y noviazgos violentos.
Lic. Jorgelina Parra
Psicóloga