La comunicación es un proceso fundamental en las relaciones interpersonales, y juega un papel muy importante en las relaciones de pareja, determinando el crecimiento, estancamiento o ruptura de la misma.
Al formarse una pareja, es necesario tener en cuenta que cada sujeto tiene una historia personal, que traerá incorporado un modelo comunicacional que será funcional o disfuncional para la relación.
Veamos, a modo de traer luz sobre este tema, algunos tipos de comunicación que pueden darse dentro de una relación de pareja.
Comunicación imperativa:
Una de las partes, convencida de lo que piensa, le impone a la otra su perspectiva, sin dejar espacio a otro punto de vista.
Las formas verbales indicarán la poca flexibilidad al cambio y tendrán el imperativo de un mandato.
Este tipo de comunicación invade al otro con una sensación de control que despertará defensas; y más tarde, esa será la posición a ser adoptada en respuesta a la demanda.
Comunicación extremista:
En este caso, la comunicación estará basada en puntos de vista extremos, en donde no hay posibilidad de tener una visión intermedia.
Cuando la posición comunicacional es de esta manera, frente al conflicto, la persona verá lo negativo y le será casi imposible apreciar lo positivo; lo cual conducirá a un refuerzo verbal para comunicar lo que considera malo y la balanza se inclinará hacia lo negativo.
Comunicación inflexible:
En este caso, lo importante para el sujeto es tener la razón, por encima de la posibilidad de solucionar el problema. La persona que se comunica de esta forma, cree que el único punto de vista válido es el propio y su fin es imponerlo.
Comunicación por interpretación:
Las personas que usan esta modalidad, basan su comunicación en lo que creen que el otro está pensando; por lo tanto, le adjudican expresiones que no ha dicho y ellos mismos generan respuestas acorde a lo que han interpretado.
Esto conduce a un enredo comunicacional importante, en donde podemos encontrar frases como “vos lo dijiste” donde el otro no se hace cargo de esa verbalización y la discusión se centra en un nuevo conflicto.
Comunicación eficaz:
Debe contener varios elementos importantes, tales como una buena atención respecto de lo que se dice, dejando que el otro hable y exprese la idea completa que quiere comunicar.
Se debe preguntar sobre lo que no queda claro. En el caso de estar transmitiendo un saber, es conveniente chequear si el otro entendió el concepto vertido.
Se necesita aclarar cuales son las intenciones sobre lo que se está comunicando (Ej.: “Te corrijo porque te amo”. “Te lo pido porque creo que sos capaz de hacerlo”).
El tono de voz debe ser claro y amigable, acompañado de gestos (paralenguaje) acordes a la intención que motiva lo que se está comunicando.
Se requiere lograr la comprensión del que habla, entender sus ideas, decisiones y conducta, para atrapar el porque de su mensaje. Pueden no compartirse las ideas, pero se debe llegar a entender y comprender a la persona. Esta actitud dará al otro un sentimiento de respeto.
Considerará el momento o tiempo oportuno para hablar, ya que no siempre son buenas las condiciones para escuchar; debido a situaciones de estrés, cansancio, estados de ánimos exaltados o deprimidos, apuros, etc.
A modo de reflexión, pensemos en aquellas parejas que tienen buenas intenciones y afectos para con su compañero/a, pero la mala comunicación impide que el otro lo perciba, provocando la rápida o lenta agonía de la relación.
Examinar y mejorar este aspecto importante en la relaciones, posibilita alcanzar una mejor calidad de vida para la pareja y la familia.
Lic. Ariel Ambrosi
Psicólogo
«Recuerde que no basta con decir una cosa correcta en el lugar correcto, es mejor todavía pensar en no decir algo incorrecto en un momento tentador.» (Benjamín Franklin).
“La manera como nos comunicamos con los demás y con nosotros mismos en última instancia determina la calidad de nuestra vida. “ (Anthony Robbins)