“A veces el anciano lleva su cuerpo como un estigma, como algo pesado que ya no tiene utilidad, el viejo no es mas su historia, no es mas sujeto, el ES un cuerpo deshecho cuya higiene y supervivencia hay que asegurar”
Le Bretón, David
Según las estadísticas de la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica Estética (Isaps, sus siglas en inglés), durante 2009, en la Argentina se realizaron 297.813 procedimientos -quirúrgicos y no quirúrgicos-, lo que coloca al país en el séptimo lugar del ranking mundial, si se toma en cuenta el número de procedimientos respecto de la población total, y en el puesto 13 si se computa solamente el número de las intervenciones realizadas. Estos números funcionan como motivadores que nos llevan a pensar en como posiciona a la vejez una sociedad en la que prima la imagen y donde el cuerpo pareciera cobrar más importancia que el ser.
Cada individuo pertenece a una sociedad que lo modifica y lo afecta, al mismo tiempo el individuo afecta o modifica a la sociedad, es decir no podemos pensarnos sin el mundo que nos rodea, podemos estar de acuerdo o no con él, podemos criticarlo, amarlo, pero siempre está presente en nuestra realidad particular e individual. Tanto las sociedades como los individuos generan representaciones. ¿Que son las representaciones sociales? ¿Y como influyen en las particulares?
Las representaciones sociales se presentan bajo formas variadas, más o menos complejas. Son imágenes que condensan un conjunto de significados; sistemas de referencia que permiten interpretar lo que nos sucede; categorías que sirven para clasificar las circunstancias. Es decir, se trata de una manera de interpretar y pensar la realidad cotidiana, una forma de conocimiento social, y la actividad mental desplegada por individuos y grupos a fin de fijar suposición en relación con situaciones, acontecimientos, objetos y comunicaciones que les conciernen.
Ahora bien, ¿Cuál es la representación moderna existente en nuestra cultura occidental de la vejez? Le Breton ubica en los años 60 la aparición de una nueva representación social, estrenando el dualismo contemporáneo, donde el hombre no se distingue de su cuerpo, son en si la misma cosa, o dicho de otra forma el hombre es su cuerpo. Las sociedades occidentales han maquinizado al ser humano, haciendo del concepto de vejez una enfermedad en sí misma, con la cual el viejo comenzó a ser identificado como un ser moribundo, formando algunos prejuicios como los siguientes:
- Que la vejez es una enfermedad.
- Que los viejos se vuelven niños.
- Que los viejos no son adultos, productores.
- Que la vejez significa pérdida.
- Que de la vejez no se sale. Es crónica.
- Que los viejos se llevan mal con los jóvenes. Mito del conflicto intergeneracional.
- Que ser viejo es ser dependiente.
- Que los viejos no poseen saberes útiles. No pueden aportar nada.
- Que los viejos se caracterizan por ser sabios.
- Que los viejos son una carga y molestos.
- Que el viejo es feo, es decir, su cuerpo y su rostro no son bellos.
- Que los viejos son avaros. Mito del viejo «Hucha».
- Que los viejos son gruñones y malos. Mito del viejo brujo.
- Que los viejos son degenerados sexuales. Mito del «viejo verde».
- Que los viejos no deben sufrir ni enterarse de cosas negativas. Se los tiene al margen de la realidad, se les miente, se les oculta informaciones.
- Que los viejos no pueden decidir por sí mismos. No saben ni siquiera administrar sus bienes… entonces se lo administramos nosotros.
- Que son proclives a tener determinados accidentes, entonces le prohibimos hacer determinadas actividades.
- Que no tienen interés ni preocupaciones. Sus opiniones no valen.
- Que les gusta estar solos.
- Que no tienen necesidades personales, entonces se arreglan con pocas cosas.
- Que no tienen vida sexual ni sexualidad.
- Que no se enamoran. Está mal visto que se casen o que formen una nueva pareja.
Estos prejuicios forman parte de la representación que refuerzan la imagen negativa que se tiene de la vejez y colaboran para que los viejos sean marginados y construyan un sentimiento importante de ausencia de poder.
Ahora bien, estas representaciones no afectan a todos los integrantes de la sociedad, incluso no necesariamente afecta a los viejos, sino a todos los seres portadores de dichos prejuicio ya que todos los individuos nos caracterizamos por ser todos los días un poco más viejos.
Lic. Melesi Noemí Noelia